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Descubrieron que estos animales tienen células proliferativas similares a las del tallo que aparecen directamente en el lugar del daño del tentáculo, formando un blastema en ese sitio. Una de las características distintivas de estas células es que no están permanentemente en el cuerpo de estas medusas, y surgen sólo en el momento en que se produce algún daño.
Por el momento, los investigadores aún no han conseguido desvelar el origen de su aparición, pero en el futuro los expertos esperan que su descubrimiento permita aplicar la experiencia adquirida a los seres humanos.