Los científicos subrayaron que si el otro planeta tenía un fondo tan enorme, bien podría tener una vida más avanzada que la nuestra. Para encontrar tales mundos, los expertos rastrearon los niveles de uranio-238 y potasio en estrellas cercanas y sus edades, medidas por el satélite Gaia, para determinar qué planetas rocosos se habían calentado lo suficiente como para que se produjera el movimiento de placas tectónicas.
Acabaron encontrando dos planetas cerca de estrellas ligeramente más pequeñas que el Sol, concretamente HD 76932 y HD 201891, a 70 y 110 años luz de distancia, donde la formación de continentes podría haber tenido lugar 5.000 millones de años antes que en la Tierra, y estos objetos distantes podrían ser los mejores candidatos para la habitabilidad.